El Consejo Nacional de Televisión (CNTV) resolvió formular cargos contra un canal de televisión tras la emisión de comentarios considerados denigrantes realizados por Daniela Aránguiz en un programa de espectáculos.
La decisión del organismo regulador no solo apunta a un episodio puntual, sino que reabre una discusión de fondo sobre el rol de los panelistas y la línea editorial que hoy domina buena parte de la televisión chilena.
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El caso se origina a partir de expresiones dirigidas a Cony Capelli, las que generaron una inmediata reacción del público y una seguidilla de críticas en redes sociales.
CNTV inicia proceso sancionatorio
Para muchos televidentes, el episodio fue una muestra más de cómo ciertos espacios han normalizado el juicio personal y la descalificación como recurso narrativo, dejando en segundo plano el análisis y la información.
Desde el entorno televisivo, la reacción de Capelli marcó un punto relevante, al visibilizar el impacto que este tipo de discursos tiene en quienes se convierten en blanco de ataques reiterados.
Su respuesta fue interpretada como una señal de cansancio frente a una industria que, en nombre del entretenimiento, sigue empujando los límites del respeto sin asumir consecuencias inmediatas.
La intervención del CNTV vuelve a instalar una pregunta incómoda para los canales: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar por mantener audiencia?
En un escenario de alta competencia y pérdida de credibilidad, el organismo fiscalizador aparece, una vez más, como el último dique de contención frente a prácticas que tensionan la ética televisiva y erosionan la confianza del público en la pantalla abierta.














