Un nuevo capítulo de alto voltaje se abrió en la farándula chilena luego de que el periodista Luis Sandoval arremetiera públicamente contra Raquel Argandoña, acusándola de ninguneo y calificando su actitud con duros términos en pantalla. El cruce no solo elevó el tono del conflicto, sino que volvió a instalar a ambos rostros en el centro de una industria que se alimenta de enfrentamientos sin filtro.
Sandoval, visiblemente molesto, decidió responder sin medias tintas y cuestionó el trato recibido por parte de la animadora, apuntando a prácticas que —según su versión— se repiten tras bambalinas. Sus declaraciones fueron más allá del roce televisivo y derivaron en revelaciones sobre la vida sentimental de Argandoña, una “bomba” que rápidamente fue replicada por otros programas y portales de espectáculos.
También te puede interesar
Luis Sandoval escala conflicto con Raquel Argandoña
El episodio expone una dinámica conocida en la televisión chilena: conflictos personales que migran del camarín a la pauta editorial, amplificados por la necesidad de impacto. Raquel Argandoña, figura histórica del espectáculo nacional, no es ajena a este tipo de controversias y ha construido parte de su trayectoria enfrentando —y muchas veces capitalizando— choques públicos con colegas y panelistas.
Más allá de quién tenga la razón, el caso refleja el desgaste de una farándula que insiste en la confrontación como motor narrativo, incluso a costa de cruzar límites personales. El cruce Sandoval-Argandoña confirma que, en la TV actual, el conflicto no solo se muestra: se administra, se escala y se convierte en contenido, dejando abierta la pregunta sobre cuánto queda de espectáculo y cuánto de ajuste de cuentas.















