Un testimonio inesperado volvió a sacudir la memoria del espectáculo chileno. El humorista Patricio “Palta” Meléndez reconoció públicamente un grave episodio de violencia ocurrido décadas atrás, al admitir que golpeó y persiguió con un palo al histórico animador Antonio Vodanovic, en medio de un conflicto laboral marcado —según su relato— por malos tratos y tensiones constantes.
Las declaraciones reabrieron un capítulo incómodo de la televisión de otra época, donde las jerarquías rígidas y los liderazgos autoritarios eran parte del paisaje cotidiano.
Meléndez describió un ambiente hostil, asegurando que el trato recibido fue humillante y reiterado, hasta derivar en una reacción que hoy reconoce como desbordada y errada, pero contextualizada en un clima de abuso normalizado.
Palta Meléndez remueve un episodio oscuro del pasado
El relato no tardó en generar reacciones cruzadas en el mundo cultural y televisivo. Para algunos, se trata de una confesión tardía que ayuda a entender dinámicas históricas silenciadas; para otros, el reconocimiento de la agresión confirma que la violencia —independiente del contexto— nunca puede relativizarse.
En ambos casos, el episodio tensiona la lectura idealizada de figuras y épocas que marcaron la TV abierta.
Más allá del impacto mediático, el testimonio de Meléndez instala una discusión de fondo sobre cómo se gestionaban los conflictos en la industria del entretenimiento y cuánto de esas prácticas persisten, aunque con nuevos ropajes.













