Mientras el reality Fiebre de Baile se erige como el fenómeno televisivo del verano chileno, una de sus figuras más disruptivas vive un drama personal que ya supera lo mediático y toca el terreno de la justicia, la privacidad vulnerada y la confrontación pública con su exesposo.
La comediante y viral personalidad Raquel Castillo —popularmente conocida como “la mujer de las cinco mil imitaciones”— lanzó un mensaje desde un refugio en el sur del país donde acusa a su aún marido de estafa, robo, acoso y manipulación de sus activos digitales.
En un video difundido en redes desde un lugar no revelado, Castillo dijo estar en un punto de quiebre: “Estoy hablando muy seria, no estoy jugando, quiero que esta vez me tomen muy en serio”, afirmó, pidiendo ayuda y apoyo de “todo Chile” para enfrentar lo que describió como una campaña de presión sistemática dirigida por su exesposo.
La cómica, que ha tenido una carrera con altibajos desde su explosión en redes hasta su regreso a la TV, aseguró haber cambiado de número, cuentas y métodos de contacto para resguardar su seguridad y privacidad.
Raquel Castillo desde el sur
El conflicto con su exmarido —quien además sería su mánager y pareja de casi una década, ocupando cargos empresariales y políticos fuera del país— no se limita a la esfera personal. Según declaraciones de la propia Castillo recogidas en otras entrevistas, la disputa incluiría la pérdida del control de sus redes sociales y de su propia marca, hecho que la impulsó a anunciar que emprenderá acciones legales y que sus plataformas dejaron de estar bajo su dominio. En el mismo contexto, advirtió que solo estaría dispuesta a revelar detalles a medios si se pagan por entrevistas serias.
Este episodio ocurre en el marco de una intensa temporada televisiva en la que Castillo no solo ha cautivado con su estilo directo en la pista de baile, sino que también ha generado controversias internas: desde choques con otros participantes hasta críticas al jurado por supuestos sesgos culturales.
Lo que en un principio fue una historia de entretenimiento popular, hoy se ha transformado en un relato complejo sobre control de imagen, propiedad digital y conflictos de poder tras bambalinas, que pone en evidencia cómo las figuras públicas enfrentan la delgada línea entre espectáculo, privacidad y justicia en Chile.
Si bien Castillo ha intentando mantener su carrera en ascenso en Chilevisión, este cruce con su exesposo —a la vez persona cercana y socio temporal en su carrera— abre una nueva trama que podría tener repercusiones en tribunales y en la percepción pública de su figura más allá de la pista de baile.
En medio de la polémica, su destino en Fiebre de Baile y su futuro mediático —entre la reivindicación de su historia y la pelea legal en ciernes— se han convertido en la nueva narrativa que los usuarios están siguiendo con atención.















