Un verdadero remezón interno sacude por estos días a Detrás del Muro, uno de los programas más comentados del último tiempo, luego de que se filtraran los millonarios sueldos que recibirían tres de sus figuras clave en la nueva etapa del espacio. La información, que comenzó a circular en portales de espectáculos y programas de farándula, no tardó en instalar un debate incómodo sobre desigualdad salarial, favoritismos y el verdadero valor del contenido televisivo.
Según versiones recogidas desde la industria, los montos que estarían percibiendo estos rostros superan con creces lo habitual para programas de este formato, consolidando una élite interna dentro del panel, mientras otros integrantes quedarían relegados a contratos considerablemente menores. Aunque desde la producción no ha existido confirmación oficial, el silencio ha sido interpretado como una señal de que las cifras no estarían tan lejos de la realidad.
Sueldos bajo la lupa
Este nuevo escenario coincide con una reconfiguración editorial del programa, que busca extender su vida útil y potenciar a ciertos personajes como ejes narrativos del espacio. En ese contexto, los sueldos filtrados no serían casuales, sino parte de una estrategia para retener a figuras consideradas “clave” para el rating y la conversación en redes sociales. El problema, según comentan fuentes del medio, es que este tipo de decisiones suele generar fracturas internas difíciles de disimular frente a cámaras.
Desde el análisis televisivo, el caso vuelve a evidenciar una práctica recurrente en la TV chilena: pagar cifras desproporcionadas a pocos nombres, mientras el resto del equipo sostiene el programa desde un segundo plano. Una lógica que puede resultar rentable a corto plazo, pero que históricamente ha terminado por desgastar formatos, tensionar equipos y exponer contradicciones entre el discurso público y las prácticas privadas de los canales.
Así, Detrás del Muro enfrenta un dilema que va más allá del espectáculo: justificar ante la audiencia y la industria por qué algunos valen millones y otros apenas figuran, en un momento donde el público es cada vez más crítico con los privilegios televisivos. La nueva etapa del programa promete cambios, pero también deja claro que, detrás del muro, el verdadero conflicto no está en pantalla, sino en los contratos.














