A días de la segunda vuelta del 14 de diciembre, el autodenominado vidente Sammy Tarot alimenta una teoría explosiva: que podría registrarse un “trasvasije” masivo de votos, que diera la sorpresa y le diera el triunfo a Jeannette Jara, desplazando al favorito José Antonio Kast. Así lo planteó en su más reciente lectura de cartas, y aunque su “bola” ya había sido celebrada tras la primera vuelta, el aviso ha generado sorpresa —y también escepticismo— en varios sectores.
Según su predicción, “el candidato hombre se le están notando demasiado los fallos”, mientras que “la reina… va tomando ventaja”. Con esas cartas, advierte que “si la promesa de expulsiones masivas no convence a tiempo”, muchos electores podrían cambiar su voto a última hora, en un movimiento de “despertar colectivo”.
Tarotista que “acertó” vaticina un vuelco final
En el mundo político real, sin embargo —y fuera del misticismo— la aritmética y los antecedentes dan poco margen a ese escenario. Encuestas recientes del país muestran que la coalición de derecha que respalda a Kast ha consolidado un apoyo sólido, mientras que la dispersión electoral —entre blancos, nulos, indecisos y sectores independientes— podría no alcanzar para un vuelco dramático. Además, los analistas advierten que una predicción por cartas difícilmente puede capturar un fenómeno tan complejo como el comportamiento electoral.
Aun así, la declaración de Sammy Tarot no es inocente: llega en plena ofensiva mediática de Jara, cuando su campaña busca captar a votos de descontentos, de quienes no se sienten representados por las élites tradicionales, o de quienes antes optaron por blancos o nulos. En ese sentido, sus vaticinios funcionan como un instrumento simbólico para movilizar dudas, esperanzas y —sobre todo— emociones en un electorado cansado de lo mismo.
Que el resultado coincida o no con sus cartas, es algo que —como ocurre con toda predicción esotérica— sólo sabremos cuando se cuente el último voto. Pero lo que sí es cierto, es que ya hay quienes observan esta teoría como una forma más de jugar con el miedo, la incertidumbre y la búsqueda de certezas fáciles antes de una decisión histórica para Chile.















