El exjugador de fútbol italiano Gianluca Vialli falleció este viernes a los 58 años en un hospital de Londres por un cáncer de páncreas que padecía desde hace cinco años y que le obligó a dejar su cargo de jefe de la delegación de la selección italiana de fútbol el pasado 14 de diciembre.
La Federación Italiana de fútbol (FIGC) confirmó en un comunicado su muerte la pasada noche y convocó un minuto de silencio en señal de duelo al inicio de todos los partidos del próximo fin de semana.
A lo largo de su carrera, el capitán italiano, Gianluca Vialli conquistó los mayores trofeos del fútbol, goleó con su selección y, ya en la dirección desde el banquillo, sirvió incluso de «amuleto» de la buena suerte para su amigo Roberto Mancini.
Vialli nació el 9 de julio de 1964 en la norteña Cremona, donde en su juventud iniciaría su exitosa carrera futbolística: su primera elástica fue del equipo local, el Cremonese.
Con 20 años, en 1984, dio un paso adelante fichando por el Sampdoria, donde se fraguó un nombre a lo largo de ocho temporadas en las que alzó un «Scudetto», tres Copas Italia, una Supercopa Italiana y jugando una final de Liga de Campeones, perdida en Wembley contra el Barcelona.
En 1991 se coronó además como el máximo goleador de la Serie A italiana. Pero la cumbre del «calcio» le esperaba no muy lejos, en el Juventus de Turín, equipo en el que militaría durante cuatro temporadas que le valieron para recoger su segundo «Scudetto», una Copa Italia, otra Supecopa y una Copa UEFA.
Pero también el más importante, su primera «Orejona», como capitán en aquella noche en la que la «Vecchia Signora» derrotó al Ajax en la final romana de la Champions League, en la tanda de penales.
Es la segunda muerte que afecta al fútbol italiano en menos de un mes, tras la del serbio Sinisa Mihajlovic, exjugador del Inter, Milan o Lazio, entre otros, que falleció el 16 de diciembre a causa de una leucemia que padecía desde 2019.