El largo caso de Nicolás Zepeda y su responsabilidad de la desaparición y muerte de la estudiante japonesa Narumi Kurosaki llegó a su fin hoy, ya que fue declarado culpable de su asesinato por el jurado de lo Penal de Vesoul, Francia.
Con un total silencio y con la presencia de un numerosos público, el chileno fue condenado a 28 años de prisión por estos cargos que le imputan.
Esta sentencia es la misma que obtuvo en el primer juicio al que apeló, pero ahora va acompañada de una total prohibición de abandonar el país europeo hasta que haya terminado su condena.
Sin embargo, Zepeda siguió sin admitir su culpabilidad, reiterando su inocencia asegurando que no es un asesino. “No soy un asesino, no maté a Narumi (…), no sé de qué otra manera decirlo. Yo no la maté”, declaró.
Lo más terrible y doloroso de este caso, es que tras siete años y 16 días de su desaparición, sigue en misterio el paradero del cuerpo de la joven japonesa.
Las razones que llevaron a Zepeda a la cárcel
Este miércoles, el fiscal general Etienne Manteaux solicitó cadena perpetua para Zepeda y apuntó a su falta de empatía con la familia afectada su permenencia en la negación como uno de los factores que lo llevaron este veredicto.
“Si Nicolás Zepeda hubiera admitido los hechos, hubiéramos podido entender su actuación. Comprender no significa disculpar, pero es un paso esencial para que el culpable trabaje sobre sí mismo. Nicolás Zepeda ha optado por permanecer en la negación. Su total falta de empatía hacia la familia Kurosaki. No encuentro circunstancias atenuantes. Hizo mal uso de sus dotes naturales al poner su inteligencia superior a la media al servicio de su proyecto criminal”, expuso el fiscal.
“En estas condiciones, exijo que sea declarado culpable y condenado a la pena máxima de cadena perpetua”, solicitó Manteaux.