No era un secreto ni tampoco fue sorpresivo. La llegada del socialista Alvaro Elizalde a la cabeza del Ministerio del Interior y Seguridad Pública resultó ser el secreto peor guardado de todos los cambios de Gabinete del Presidente Gabriel Boric.
Ello, porque desde que a fines de 2024 comenzó a especularse con la salida de Carolina Tohá de la cartera, casi todas las miradas se centraron en uno de los ministros con mejores nexos políticos y de mayor experiencia del gabinete.
El fuerte vínculo territorial
De hecho, poco antes de su arribo a Interior, Elizalde ya había comenzado a pavimentar su cambio de oficina dentro del Palacio de Gobierno: A principios de este mes, Andrés Santander, se había hecho cargo de la Dirección de Gobierno Interior.
Quien fuera secretario general del partido durante la presidencia de Elizalde reemplazó a Vanessa Marimón, cercana de Manuel Monsalve, en la División de Gobierno Interior de la cartera, unidad que le caería como anillo al dedo a Santander.
Si bien Santander pertenece a una corriente distinta del socialismo -se le vincula con las Grandes Alamedas, el pequeño lote que encabeza la senadora Isabel Allende-, el desembarco del hombre fuerte de Elizalde resultó del todo oportuna para algunos en el partido de Allende.
Ello porque Santander llegó para hacerse cargo de una de las unidades de mayor poder de La Moneda.
Ahora le corresponderá la asignación de recursos para los millonarios planes de gestión comunal, mantención de fronteras y la administración de presupuestos territoriales para las delegaciones presidenciales y los municipios.
Clientelismo
Según fuentes de la tienda socialista, Elizalde en Palacio también representaría un riesgo. Ello, porque en la tienda visualizan negativamente la posibilidad de que sectores cuestionados del partido comiencen a merodear al nuevo ministro del Interior.
Derechamente, fuentes del partido apuntan a diversas personalidades socialistas familiarizadas con viejas prácticas y «que suelen olvidar que la política es para servir y no para servirse», como reclamó un ideologizado militante.
De hecho, conocidos son los vínculos del abogado y Master en Derecho Constitucional UC mantuvo con el denominado «Aguilerismo«, liderado por el ex alcalde de San Ramón, Miguel Angel Aguilera (en la foto de Archivo junto a Elizalde), quien fue imputado por cohecho, enriquecimiento ilícito, y lavado de activos, presuntamente cometidos de 2012 a 2017.
Y es que los sectores más tradicionales del partido temen que el cambio de cartera de Elizalde implique una especie de empujón para el clientelismo o incluso la narcopolítica, que en el PS se entendían desterradas desde la instalación de la denominada «Comisión San Ramón» que limpió el padrón electoral tral el escándalo protagonizado por Aguilera.
Así, a pocos días de las elecciones internas socialistas -el próximo domingo 16- comienzan a pulular en torno al padrón electoral los reconocidos «militantes-no-militantes» como se les conoce a quienes no cultivan ninguna de las corrientes internas del partido sino que solo se organizan frente a oportunidades labores y/o procesos electorales.
Según representantes de la Nueva Izquierda y de Renovación todo apunta a un rostro: el encargado electoral de Paulina Vodanovic y actual vicepresidente del partido, Eduardo Bermúdez (en la foto junto al ex edil de San Ramón) como uno de los personajes clave en esta trama.
Los tentáculos de la Narcopolítica
¿La razón?. Bermúdez las ofició de Jefe de Gabinete del ex alcalde Aguilera en San Ramón, posición que le prodigó una robusta base electoral en los comicios internos del PS.
De hecho, no son pocos al interior del socialismo que aseguran que Paulina Vodanovic, la actual presidenta de la tienda, le debe gran parte de su votación a los casi 3..000 votos que recibió solo en la comuna San Ramón, durante la última elección interna.
Lo anterior fue a todas luces un despropósito si se considera que en todo Chile regularmente las elecciones internas del Partido Socialista no reciben más de 18 mil votos.
Otro de los elementos de alarma lo constituye la fuerte presencia del «tercerismo-aguilerista» en comunas como Estación Central, Iquique y San Bernardo. Comunas donde personeros del PS estiman que se diseminó la base social de apoyo al renegado ex alcalde Aguilera.
Vínculos que Elizalde quiere olvidar
Como antecedente de ello, muchos aún recuerdan que el nuevo ministro del Interior obtuvo su licencia de conducir en San Ramón, certificando como dirección una vivienda de Mirador 1570, domicilio de la entonces militante socialista Flor Lucero, ex pareja de otro ex ayudante del entonces alcalde Aguilera.
Además, de alto interés resulta la fuerte presencia del tercerismo en Estación Central, donde el alcalde Felipe Muñoz -ex socialista- mantiene nexos con su ex partido y seguramente requerirá del apoyo del Ministerio del Interior para combatir la incipiente penetración del narco en la comuna.
A tanto llegan los murmullos socialistas, que ya habla de «la pequeña Caracas« para referirse a la comuna en que el Aguilerismo estaría en proceso de asentamiento.
Cabe recordar que el edil de Estación Central mantiene una fuerte disputa jurídica y administrativa por oponerse a validar los permisos para la apertura de varios edificios de departamentos que han sido denominados como «Guetos Verticales» y que se elevaron con permisos ilegales.
De ahí que un histórico dirigente de la Nueva Izquierda planteara en este artículo cierta preocupación de diversos sectores partidista de que pseudo socialistas apunten a redituar la «vieja política» para consolidar su poder en la comuna.
Con todo, el panorama al interior del PS con la llegada de Elizalde a Interior no resulta del todo grata, puesto que el nuevo hombre fuerte de la seguridad aun mantiene nexos que preferiría olvidar.