«De verdad esta fue una ilusión en que muchos nos involucramos. Yo decidí un día salir de los buses, después de 15 años como chofer de las ‘amarillas’, usé mi indemnización para comprar mi ‘autito’ y aquí estoy … amarrado, sin AFP, sin ahorros y esclavo del pago diario».
Con estas palabras, Mario Páez -conductor clase A3, es decir habilitado para trabajar transportando más de 20 pasajeros- relató a SíntesisChile lo que describe como «la peor decisión de mi vida», el haber dejado el Transantiago a fines de 2015, para dedicarse a su propio negocio, conduciendo su Hyindai Elantra para una aplicación móvil.
Según su relato, partió a fines de los 80′ cuando tenía 18 años, como aprendiz de ‘Don Pepe’ uno de los choferes más conocidos en el circuito que unía las comunas de La Granja y Recoleta. «Luego pasé a ser conductor, ‘cortaba’ más de 600 boletos diarios y ganaba mi platita, pero si no trabajaba todos los días no ganaba». cuenta.
«Me casé, recuerdo que al matrimonio fue la dueña de la micro, yo quería una casita, pero ningún banco quería prestarme la plata porque el trabajo era muy precario. Entonces, fue doña Carmen -la dueña de las micros- quien vendió una ‘máquina’ y me prestó la plata del ahorro para el subsidio», dice con orgullo Páez.
Mientras limpia su vehículo, Mario relata que con la llegada de Transantiago pasó a usar corbata, recibió capacitación en conducción y mecánica, tenía sus imposiciones al día y recibió su sueldo completo en 2014 cuando estuvo hospitalizado por una fractura deportiva.
«Ahora lo extraño, era mucho más seguro para la vida de uno. Tengo amigos que siguen en el Transantiago (Actualmente denominado RED) y he visto en estos años como les va mejor, mientras yo retrocedí. Ellos hacen actividades de diversión, tienen médicos de la mutual, cuentan con tiempo libre, y además están ahorrando para una jubilación«, plantea.
Déficit del sistema
El caso de Mario, quien fue seducido a mediados de la década pasada por las aplicaciones digitales de traslados, se repite con frecuencia en el mercado laboral del transporte, y por distintos otros motivos: Desde la proliferación de cientos de sindicatos por cada empresa, hasta el desconocimiento de la opinión pública respecto de la labor de este servicio, e incluso la falta de difusión respecto de los beneficios de este empleo para postulantes de poca o mediana calificación.
Según datos del Instituto de Gestión del Transportes (IGT) -especialistas en capital humano en el mundo del Transporte- el déficit de conductores profesionales en el sistema RED alcanza los 1.500 cupos anuales, mientras que cifras del Ministerio de Transportes sitúan la falta de conductores en toda la industria del transportes en más de 10 mil cupos.
Así, esta situación, que por el momento implica un escenario de estrés para la industria, también implica una gran noticia para el sistema económico chileno ya que en el escenario de crisis económica que enfrenta el país son pocos los sectores productivos capaces de ofrecer alrededor de 1.500 cupos de trabajo formal.
Lo cierto es que actualmente, el sistema de transporte público muestra un modelo operacional estable, cuenta con amplios y distintos beneficios sociales, sumado a la flexibilidad horaria y de jornada difícil de igualar por otros sectores de la economía.
Para Marcela Barraza, gerenta de Desarrollo de IGT la realidad del sistema ha obligado a las empresas operadoras de buses a poner un fuerte énfasis en los beneficios, garantías y apoyo social a sus conductores, con la finalidad de atraer talento y propender a reducir el déficit.
«Actualmente, RED cuenta con una dotación de alrededor de 20 mil conductores, pero el déficit de trabajadores es unos 1.500 conductores anualmente debido a que se ha producido una alta tasa de jubilación y salidas del sistema. Todo eso, sumado al altísimo nivel de licencias médicas provocadas por distintos factores, entre ellos, la falsedad de los datos, entonces existen en las nóminas una gran cantidad de conductores que no están conduciendo», explica la experta.
Diversificación de la oferta
Frente a ello, tanto las empresas, como el Gobierno y las instituciones especialistas en pro empleo han abierto distintos programas de reclutamiento destinado a capacitar, calificar y seleccionar conductores profesionales para el transporte de pasajeros
Así, en los últimos cinco años se ha impulsado fuertemente el incentivo económico para la capacitación de nuevos conductores entre las jefas de hogar, estudiantes, ex conscriptos del servicio militar e incluso, con una oferta específica para que los trabajadores transformen el transporte en su actividad secundaria aprovechando turnos específicos.
Gracias a estos planes y programas, la oferta laboral para ser conductor de RED se ha expandido, se ofrecen sueldos que sobrepasan el millón de pesos líquidos para el trabajador, turnos móviles en algunos casos, cursos subsidiados -en convenio con municipios- y hasta capacitación remota.
La Experiencia de Buses Vule
Con 13 años de experiencia, la empresa Buses Vule administra casi un centenar de recorridos del sistema RED y opera 1.440 buses, los que sirven más de 20 millones de viajes al mes en 28 de las 34 comunas que abarca el sistema de Transporte Público Metropolitano.
“Vule”, que en mapudungun significa ‘futuro’, está empeñada en atraer los mejores talentos. «Para nosotros hacer las cosas en forma distinta, poniendo innovación y pensando siempre en que nuestros colaboradores son el principal insumo para brindar nuestro servicio» es uno de nuestros ejes principales», comentó Antonio Villalobos, subgerente de Finanzas de Buses Vule.
Actualmente, Vule -que cuenta con 4800 trabajadores, de los cuales 3.700 son conductores profesionales- se encuentra en una importante campaña de reclutamiento de talentos.
Para ello, exhibe su palmarés de prestigio: cuatro veces elegida como la Mejor Empresa del Sistema de Transporte de la Ciudad de Santiago por los usuarios, un sistema de contratación inclusiva, el mejor porcentaje de reclutamiento femenino, excelente ambiente laboral y con oportunidades de desarrollo laboral y de capacitación.
A ello se añade que, en general, a contar del segundo mes de trabajo un conductor o conductora de jornada completa, recibe en promedio una remuneración bruta que roza los $975.000 cifra que puede aumentar hasta en 27% si se consideran las horas extra trabajadas en su máximo legal permitido.
En el caso de los conductores y conductoras de jornada parcial, la renta bruta promedio es de $675.000, aumentando hasta 39% con el sobretiempo trabajado. Los contratos también incluyen seguros de salud, además de distintos planes de apoyo social a la familia.