El intercambio se intensificó cuando Orrego, al referirse a Salvador Allende, utilizó un lenguaje fuerte, calificándolo de cobarde.
Feito, entre risas, volvió a interrumpir, sugiriendo que Orrego deseaba ser vocero, lo que provocó una respuesta aún más enérgica del panelista.
La situación culminó con Orrego reclamando por las interrupciones y Feito pidiendo más respeto en el programa.
Este episodio refleja las tensiones internas en el sector de derecha y la lucha por posicionarse en la campaña presidencial, evidenciando diferencias estratégicas y de liderazgo dentro del comando de Matthei.















