La motosierra de la discordia: Kast y Milei encienden las redes y dividen las lecturas políticas
Una simple foto con una motosierra en la mano ha terminado por convertirse en el primer gran dolor de cabeza comunicacional para José Antonio Kast antes siquiera de asumir la presidencia. El presidente electo chileno viajó este martes a Buenos Aires para reunirse con su par argentino, Javier Milei, y lo que debía ser una visita diplomática sólida terminó viralizándose por un gesto que algunos califican de simpático y otros de imprudente y alarmante.
El momento que más ruido causó fue la postal difundida en TikTok por el propio Milei: ambos posan sonrientes en la Casa Rosada con la famosa motosierra, símbolo del discurso más radical del mandatario argentino, mientras Kast afirma que “si hay una buena noticia, es que la libertad avanza en toda Latinoamérica” y Milei remata con su consigna habitual: “¡Viva la libertad, carajo!”.Aunque para algunos fue un acto espontáneo, el registro se viralizó rápidamente, acumulando millones de vistas y despertando críticas desde todos los sectores.
El primero en desmarcarse fue José Antonio Neme, quien en un matinal nacional apuntó directo al simbolismo de la motosierra: “me parece un símbolo absurdo y no funcional a las necesidades chilenas”, dijo, criticando la adhesión del republicano a ese gesto que, según él, no representa a la mayoría de quienes votaron por Kast. Para Neme, la clase media chilena no se ve reflejada en “esos gritos de Milei ni en esa motosierra”.
La motosierra de la discordia
Pero el rechazo no vino solo desde la vereda mediática. Carolina Tohá, exministra del Interior, calificó la escena como un error comunicacional profundo, advirtiendo que vincular a Chile con un símbolo tan arraigado en la narrativa extrema argentina tiende a “dar a entender que Chile está como Argentina”, lo cual, para ella, es un diagnóstico falso y peligroso.
El propio Kast tuvo que salir a matizar la interpretación del gesto, asegurando que no busca copiar modelos foráneos de manera literal, sino observar experiencias internacionales que puedan complementar la política chilena. “Cada país tiene su realidad”, sostuvo, y rechazó que la motosierra implicara que Chile vaya a aplicar recortes ideológicos similares a los de Buenos Aires.
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