La campaña presidencial chilena vive una de sus semanas más convulsionadas. Lo que podría haber sido una discusión menor en un debate de Anatel terminó por convertirse en un foco de tensión política, donde la candidata del oficialismo Jeannette Jara se vio obligada a defender su historial y a contestar acusaciones cruzadas, no solo con su rival en las urnas sino con comunicadores y protagonistas de la prensa nacional.
El detonante fue una pregunta incómoda sobre un detalle aparentemente banal: una multa de TAG que Jara afirmó haber pagado hace años. La periodista Constanza Santa María, en pleno debate, sugirió que el pago habría ocurrido recién este año, lo que Jara calificó de “gran fake news” y terminó mostrando un certificado oficial que desmiente la versión. El forcejeo por cifras y fechas encendió una discusión mayor sobre la veracidad de las campañas y el rol de la desinformación en un proceso clave para Chile.
Política y polémica
Pero la controversia no se quedó ahí. En medio del torbellino, el periodista Juan Manuel Astorga calificó a Jara de “una candidata suelta de cuerpo”, acusándola de contradicciones y de propagar versiones engañosas sobre sus rivales, en especial en relación a José Antonio Kast y cuestiones tan sensibles como los derechos laborales y la agenda social. Astorga fue más allá: señaló que quienes denuncian desinformación a menudo replican las mismas prácticas, sumándole leña al fuego político y mediático que ya domina la escena nacional.
Este cruce público ocurre en un contexto más amplio de campaña en que Jara ha tenido que responder a múltiples señalamientos de fake news, tanto desde el oficialismo – defendiendo su propia integridad ante audios y rumores divulgados en redes – como desde sus críticos, quienes han cuestionado la fiabilidad de sus afirmaciones y su narrativa política. La diputada ha anunciado medidas legales frente a audios falsos creados con inteligencia artificial que buscan distorsionar su perfil electoral.















