El siguiente, es el primero de una serie de artículos relacionados con el aniversario este 2023 de los 50 años del rompimiento de la democracia en Chile.
Es también una revisión documentada que llevó al país a la peor crisis institucional de toda su historia.
Hoy, a medio siglo del bombardeo a La Moneda, los hechos, los antecedentes y la palabra de algunos protagonistas revelan y demuestran que las graves violaciones a la institucionalidad democrática del país no comenzaron el 11 de septiembre de 1973, sino mucho antes.
Revise aquí esos hechos indesmentibles que solo algunos se atreverán a reconocer:
Capítulo 1:
XXI Congreso General Ordinario del Partido Socialista, Linares 1965.
El PS se alista para analizar y generar un cambio radical en su política electoral.
El cambio ‘ideológico’ del partido era evidente. Las bases, la dirigencia y sobre todo, varios ideólogos de la tienda fundada en 1933 buscaban acelerar los procesos y pasar de la utopía a la acción.
Poco antes, el 4 de septiembre de 1964 y el Presidente Eduardo Frei Montalva celebra su victoria por mayoría absoluta sobre Salvador Allende, quien nuevamente era derrotado.
La historia posterior, sin embargo, está llena de detalles que dan inicio a un período de crisis respecto de la valoración de la democracia por parte los grupos políticos de la época.
Salvador Allende masticaba una nueva derrota. Por eso días, Adonis Sepúlveda, un personaje de la historia, plantea un giro radical en la política de alianzas que había llevado hasta ese entonces el sector duro de la izquierda chilena.
Sepúlveda estaba convencido que había que dar un giro. Ya no creía en contar votos, ni en acercarse a la Iglesia Católica o a los sectores social demócratas para proseguir la defensa de los sectores obreros.
Su tesis, luego de una derrota que consideraba «aplastante» apuntaba a que el Partido Socialista (el partido del Presidente Allende) debía tomar la «vía correcta» y desmarcarse de la democracia «burguesa».
Su tesis, que fue fervientemente aplaudida por Aniceto Rodríguez, nuevo secretario general de la tienda, llevó a los socialistas a asumir una nueva mirada: la mirada de la revolución.
El punto político marcado en el Congreso PS del 65′ llevó a la principal fuerza política de la izquierda ultra de la época a contribuir, o mejor dicho a conducir, los hechos que concluyen con la crisis del 73′.
Linares 1965, el inicio de la vía revolucionaria
No fue fácil para Allende soportar este Congreso de su partido. Desde las bases al Comité Central de la tienda se oyeron distintos tipos de juicios a su campaña. Varios de ellos, destemplados con su persona.
En ese momento la tesis de Adonis Sepúlveda se tradujo en palabras extremadamente duras: «Esto no es una cuestión de votos sino de correlación de fuerzas y enfrentamiento de clases», citan los libros de historia.
Sepúlveda era un gran admirador de la revolución cubana y criticó fuertemente lo que Salvador Allende hizo en la campaña, despreciando la democracia.
«Se hicieron concesiones con el programa. Se inventó el movimiento de católicos allendistas, se aplacó la crítica a la intervención de la iglesia y se acallaron las alusiones a la revolución cubana» sostuvo.
Cómo era de esperar, la crítica a Sepúlveda apuntó a cómo se podía ganar una elección, sin los votos del centro «burgués».
Y Sepúlveda fue implacable en criticar a quienes asumieron la vía democrática, la que catalogó como «terca».
La guerra fría y su análisis en Linares
Otra de las cuestiones que trataron en el congreso de Linares de 1965, fue el escenario que dividía al mundo en dos bloques.
La llamada Guerra Fría rozaba en mayor o menor medida a todos los países del mundo, y Chile claramente estaba en la zona de influencia de los Estados Unidos.
En este sentido, el encuentro del PS de la época entendió que ante un eventual gobierno de su sector implicaría un aumento de las acciones de Estados Unidos para evitar que en su patio trasero se repitiera la revolución cubana.
Esto, sin duda era un baño de realidad, pero la mirada de Sepúlveda y el desprecio por la democracia era una constante creciente en las corrientes de la izquierda más extremista de esos días.
Sepúlveda, en el mismo XXI Congreso del Partido Socialista, alertaba sobre el grave riesgo que suponía el gobierno del Presidente Frei Montalva. En su lógica, el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores eran un «obstáculo para el avance marxista».
Esto por que el citado mentor del PS entendía que debía, desde el gobierno, destruir las clases sociales y apuntar al imperio de la tesis socialista, es decir, la implementación de «la dictadura del proletariado».
Elecciones para destruir la democracia
En el mismo Congreso PS, otro de los elementos que se abordó fueron los procesos electorales.
En este sentido, el mismo Sepúlveda explicó que las elecciones debiesen ser entendidas como parte de procesos revolucionarios, es decir con la finalidad de «destruir la democracia burguesa».
Entonces lo anterior implicaba necesariamente avanzar hacia un fin dictatorial.
Sepúlveda aseguró que lo peor sería «aceptar la alternancia en el poder» y que no debían existir disidencias.
Mandato
Tras una extensa discusión, el documento presentado por Sepúlveda fue votado positivamente.
El texto, entre otros pasajes, planteaba que «Su programa (de Gobierno DC) no va más allá de consolidar las formas capitalistas de vida. Su ropaje populista le sirve para afianzarse en las masas y con su apoyo darse una base de sustentación que le permita, junto con presionar a la derecha y al imperialismo, cuyos excesivos privilegios la asfixian, empinarse sobre las amarras que la unen a esas fuerzas y a la vez deteriorar la influencia de los partidos obreros».
También se acordó declarar que «Afirmamos que es un dilema falso plantear si debemos ir por la «vía electoral» o la «insurreccional». El partido tiene un objetivo, y para alcanzarlo deberá usar los métodos y los medios que la lucha revolucionarla haga necesarios».
Tras la discusión, el Partido Socialista -con su Comité Central Incluido- sintentizó en un voto político de nueve puntos con el foco local y otros seis en el plano internacional.
Si bien, la mayor parte del documento -redactado a partir de la tesis de Sepúlveda- apuntó a criticar al nuevo gobierno demócrata cristiano, también estableció el marco en el que se redefinia como una colectividad obrera, socialista, «anti imperialista» y de carácter revolucionario.
«En consecuencia, corresponde a la clase obrera, unida a las masas explotadas, la misión de liberar al país del retraso y del vasallaje, al mismo tiempo que implantar el régimen sociallsta», reza la declaratoria en su punto 1.
Con ello, el Partido de Allende comenzaba a escribir -con su declaratoria de absoluto desapego a la democracia e institucionalidad instaladas- las primeras líneas de una historia que culminó ocho años después con el derrumbe inducido de la estabilidad democrática chilena.
Fuentes documentales:
- Historia de una crisis de 1973 de Ulieses Carabantes
- Tesis política del PS aprobada en el XXI congreso de Linares en 1965.
- El Partido Socialista de Chile, Julio César Jobet, Colección Doctrinas Sociales, 1971