Varios son los rostros de la política que tras este Plebiscito Constitucional cosecharon fuertes derrotas o sabrosos triunfos que, desde la perspectiva de lo que se jugaron, les obligará a replantear su rol y ubicación en el nuevo mapa político nacional.
Entre ellos, resaltan varios rostros y entidades que quedarán en entredicho a partir de un proceso electoral inédito, donde votaron más de 13 millones de personas y donde la opción del Rechazo le sacó más de tres millones de votos de ventaja al Apruebo.
Así, en el nuevo mapa político los ganadores y perdedores serían:
Perdedores
Yasna Provoste: La ex candidata presidencial vivió su segunda derrota en menos de ocho meses. Se peleó con sus correligionarios al interior de la DC, se peleó con otros parlamentarios de la centro izquierda «rechacista» y finalmente, sembró diversas críticas tras intentar manejar el conflicto entre el presidente de la DC Felipe Delpín y el ex convencional Fuad Chahín.
Gabriel Boric: El Presidente de la República no cayó más duro gracias a la intervención de la Contraloría, que por medio de la fiscalización y el control, evitó que el Ejecutivo se jugara más a fondo por el Apruebo y haciendo más estrepitosa la derrota para el mandatario.
Karol Cariola: La diputada comunista, desde su rol como vocera del Apruebo, pese a contar con el apoyo de la maquinaria electoral de la izquierda cometió varios errores: una campaña de «marcado de casas» que estaba muy cerca de las prácticas de la funa nazi, y por otro, en discurso llevó el debate en torno a la propuesta Constitucional a una mirada más ideológica que institucional del Estado.
Convencionales: No se trata solo de la tía Picachu o el «Pelao Vade». Los verdaderos perdedores entre los convencionales son los rostros de aquellos personajes que hace dos años estaban en la segunda línea de sus sectores políticos, pero a partir del 18 de octubre de 2019. Así, la lingüista y ex presidenta de la convención, Elisa Loncón; el ex rostro de TV, Daniel Stingo; deberían estar evaluando cómo cerrar transmisiones o reinventarse.
Marcos Barraza: El ex convencional y ex ministro del segundo gobierno de Michelle Bachelet, reconocido como el verdadero ideólogo de los artículos del texto convencional que politizaron en exceso la propuesta y que de paso dio espacio para pequeños gustos ideológicos, comenzó -desde el cierre del proceso de redacción- a caer en la crítica general, incluido con fuego amigo.
Felipe Delpín: El alcalde de La Granja y presidente de la Democracia Cristiana, forzó a su partido a adoptar a raja tabla una férrea posición en favor del Apruebo. Tanto que lideró desde la testera falangista la persecución que vivieron los militantes disidentes a favor del Rechazo. Ahora, al presidente demócrata cristiano le tocará revisar sus cuentas otra vez.
Claudia Pizarro: La Alcaldesa de La Pintana vive una derrota doble: en primer lugar quedó en la lista de los derrotados frente al 24% de diferencia que el Rechazo le sacó de ventaja al Apruebo. En segundo lugar, en forma inédita, su comuna le regaló a la opción del Rechazo más de 7 puntos de ventaja port encima del Apruebo.
Ganadores
Ximena Rincón: La senadora DC, que debió soportar los embates del fuego amigo (Yasna Provoste y Claudia Pizarro, quien incluso lanzó críticas personales más que políticas), mantuvo su posición. Y entre medio, es autora de la única salida política con que podría contar el mundo oficialista: el cambio de los quorum a los 4/7.
Personalidades de la centroizquierda: Los líderes políticos de la centro izquierda que se posicionaron en favor del Rechazo, aún con amenazas de procesos en la justicia interna de sus partidos, se mostraron más en sintonía con el sentir de los chilenos que otorgaron el ámplio triunfo del Rechazo. En este grupo destacan el radical Carlos Maldonado, Felipe Harboe, y Fuad Chahín, entre otros.
Bernardo Fontaine: El ex convencional y rostro del movimiento «con mi plata No» fortaleció su rol de ex convencional desde la mirada del economista capaz de llevar al votante una comunicación de riesgo efectiva, ágil y sencilla. Si bien su posición fue permanentemente aplacada al interior de la Convención, tras la entrega del texto pre-constitucional, Fontaine fue uno de los pocos convencionales de oposición que supo responder a la demanda por seriedad sin ideología que la opinión pública exigía.