Hoy, que las urnas están revelando un acontecimiento impensado hace meses, como el fin del octubrismo, conviene hacer algunas reflexiones respecto de la penosa forma como se ha tratado a una de las más importantes instituciones del país.
Hace ya casi 38 años, un 26 de abril, fuimos detenidos por carabineros cerca de 350 personas que conmemorábamos el aniversario del PS, partido en el que militaba y milité por mucho tiempo.
Pasamos una noche en la 3ra comisaría y tres más en la 1ra. Recuerdo ese día 27 de abril, cuando vi muchas caras largas de parte de los uniformados porque era su aniversario.
Pero ni ese día ni los siguientes vivimos maltrato alguno por parte de ellos; tuvimos una buena alimentación y apoyo en cantidad enorme que nos llegaba de familiares, amigos y también de gente que solidarizaba con nosotros.
Los carabineros también aceptaron que nos organizáramos y les traspasáramos nuestros requerimientos.
Luego, el 2 de mayo fui trasladado hasta la comuna de Puqueldón, en calidad de relegado, condición en la que estuve por 90 días bajo la custodia de Carabineros.
Ese invierno de 1985, estaba obligado a concurrir al retén dos veces en el día para firmar.
En ese lapso siempre recibí mi correspondencia y las visitas sin ningún inconveniente.
Debo también mencionar el buen trato de la PDI la noche que pasamos en el cuartel general y el traslado hasta Chiloé, que duró cerca de dos días.
El ícono
Hoy, en tiempos en que el perro “matapacos” se transformó en un icono y llegó a ser objeto de adoración. El estado de exaltación en que vivieron muchos chilenos, seguramente por el estado de miles de mentes en estado anormal de la conciencia y capturadas por el octubrismo, me exaspera.
Ese denominado ‘ícono’ fue la fiel demostración del nivel de violencia a la que estaban dispuestos los octubristas: desde el himno de las tesis hasta la inaceptable humillación sufrida por varias carabineras de parte de grupos de niñas estudiantes de enseñanza media en el centro de Santiago.
Para qué ahondar en los terribles momentos que vivieron centenas de hijos de carabineros en los últimos tres años, cuando fueron incluso víctimas del desprecio de sus maestros ‘progresistas’, que no quisieron intervenir ante una situación de bullyng impresentable.
Al perro ‘matapacos’ lo usaron como ícono, en poleras, pañuelos, pulseras y hasta protectores de pantalla de las más celebradas figuras de TV actual.
Ellos, quizás mareados por el éxtasis social, se sumaron al ambiente de odio sin siquiera preguntarse el por qué.
¿Expresión?
Entre ellos, que hoy se escudan en una mal entendida libertad de expresión, no faltaron incluso quienes vistieron poleras con la estrella anarquista y la sigla ACAB (All cops are bastards o “todos los policías son bastardos”).
No podemos olvidar la violencia desatada, destructora de espacios públicos, del transporte público, de símbolos patrios, de nuestra historia y que coronó en la que fue quizás la mayor expresión de la irresponsabilidad social que nos tiene en este punto: la Constituyente.
Esa instancia pretendió darle forma al desquiciamiento moral e ideológico que pretendía barrer con todo, la bandera, los símbolos patrios, los próceres que nos forjaron, nuestra historia.
Estos tiempos de violencia delictual con carabineros asesinados y permanentemente humillados por ambulantes, por inmigrantes que no se avienen a ninguna norma porque de seguro vienen informados del debilitamiento de nuestras instituciones.
Eso, que a nadie importa, se ve a diario las noticias, en donde todos hemos cambiado nuestras rutinas por temor y todos tenemos que convivir con incivilidades en buses y Metro, en que cualquier reclamo de un ciudadano es correr un riesgo y el grito octubrista de “hay que ser tolerantes”.
Por esto, y sobre todo por los recientes resultados electorales, el llamado es:
¡Cuidemos a Carabineros de Chile, porque son una gran institución para el futuro de Chile!