La década de los 60′ en Chile fue una de las más relevantes del siglo XX y el desenlace posterior de ruptura, revolución y violencia.
Ese decenio estuvo marcado por el gobierno de Jorge Alessandri, el mundial de 1962 y el comienzo de la «revolución en libertad» de Frei Montalva.
En cuanto a la estabilidad política, tras la derrota del Frente Popular -cuyo candidato fue Salvador Allende-, la izquierda hizo una profunda revisión de sus lineamientos ideológicos.
Ellos, acuñaron la revolución y la vía armada en desprecio de la democracia en los congresos del PS de 1965 y 1967.
Junto con ello el país vivía el inmovilismo económico grave: La inflación, el bajo crecimiento y la pobreza azotaban a la población.
Economía
Respecto de la economía, mostraba indicadores muy modestos. A pesar del alto crecimiento en los primeros años del gobierno de Frei Montalva- que llegó a 11%- en 1967 sufrió un frenazo potente.
Ese año el PIB cayó a un 3.1% dejando atrás las expectativas que existían sobre el gobierno de la época.
En cuanto a la inflación, hay que decir que fue un flagelo que azotó al país durante gran parte del siglo XX.
Esto, debido a las presiones de los políticos por el gasto y la emisión desmedida.
Todo esto acompañado por políticas proteccionistas de sustitución de importaciones lo que tenía a Chile sumido en el piso del tercer mundo.
Las tasas de inflación durante la década rondaban en el 20% en sus mediciones interanuales, lo que quitaba de manera creciente el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras chilenas.
Expectativas
Todo lo anterior atentaba contra la vida diaria de los chilenos. En la primera mitad de la década la esperanza de vida de los ciudadanos era de 58.1 años, subiendo en la segunda mitad al 63.6 años.
Respecto a otros indicadores, por ejemplo el de propietarios de vivienda, el porcentaje no alcazaba la mitad de la población.
Este índice es especialmente bajo dado que con el paso de los años y las transformaciones del país se logró superar el 80% a inicios del siglo XXI.
El acceso al agua potable era, poco menos, un lujo. Sólo el 68% de la población urbana accedía a ello mientras que en el mundo rural, la cantidad era del 34%.
En el siglo XXI el mismo porcentaje llega a 99.6% siendo uno de los más altos del mundo.
En relación a la educación, los datos son desoladores en la década del 60 y explican en buena parte el avance de los idearios revolucionarios de la época.
El decenio de 1960 terminó con un promedio de escolaridad de 4.5 años en promedio por estudiante, siendo los más pobres lo afectados de manera primordial. En aquel grupo sólo 4 de cada diez niños iban a la educación primaria.
Respecto a la formación secundaria, en todo el país se daba la misma situación. un 40% de jóvenes accedía a ella, y más de la mitad de la población simplemente no estudiaba.
Para terminar el dato más dramático para entender las brutales condiciones en las que vivía Chile en el comienzo de la segunda mitad del siglo XX es la desnutrición.
Superación en el horizonte
Según los datos de la sociedad pediátrica de la Universidad de Chile en los 60 la desnutrición infantil alcanzaba un 37% lo que con el paso de los años y las políticas aplicadas se logró reducir en el nuevo siglo a menos del 3%.
Con todos estos antecedentes, es comprensible entender el avance del ideario marxista quienes prometían la igualdad aunque fuese a la fuerza.
Una promesa que terminó con más pobreza y con la ruptura de nuestro sistema democrático ejemplar y estable a pesar de todas las dificultades.