Corría el 24 de octubre del año 1970 y el Congreso se reunía para un dictamen tan relevante como histórico.
Un mes y veinte días antes, el ciudadano Salvador Allende había obtenido la primera mayoría ‘relativa’ en las elecciones.
Tras él, a poco más de treinta mil votos lo hacía Jorge Alessandri Rodriguez, ex presidente de centro derecha que se volvía a postular.
Aquel día, las fuerzas políticas representadas, debían cumplir su mandato constitucional y determinar quién sería Presidente hasta 1976.
En razón del dictamen del artículo 71 de la continuación vigente (la de 1925) no había una segunda vuelta y se le entregaba al organismo dicha decisión.
Así, los parlamentarios de la época dirimieron entre Allende -quien había obtenido 36.6% de los sufragios- y Alessandri, que llegaba al 35.2%.
Respetando lo que había sido histórico en el país, quien resultó electo fue Salvado Allende, que con 153 votos a favor y 35 en contra fue finalmente ratificado.
Como es bien sabido, la Democracia Cristiana, partido gobernante, hasta entonces, fue clave en dicha decisión.
La mera firma de los acuerdos constitucionales del ahora Presidente, habían inclinado la balanza, en un acto que fue considerado por el propio Allende como táctico.
Atrás quedaba una elección polarizada, con sectores de izquierda radicalizados, llamando a revueltas si no era elegido el «compañero Presidente».
El propio Allende, el 13 de septiembre de 1970, llamaba a parar la producción agrícola si no era ratificado por el congreso.
Por su parte el naciente Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) llamaba a la población a armarse de cara a lo que venía mientras en el otro extremo ocurría lo mismo.
Un asesinato clave
Esto se vio ratificado el 26 de octubre del 70′ con el asesinato del general Rene Schneider, comandante en jefe de Ejercito de Chile.
A sus exequias asistió el Presidente electo Salvador Allende, y declaró que nunca pensó que»iba a ver algo así en Chile».
Con la perspectiva de los tiempos, las investigaciones llegaron a la conclusión que había sido un grupo liderado por el militar Roberto Viaux, el que había planeado el hecho.
En declaraciones, el general implicado Raúl Igualt Martínez comentó que recibieron armamento, gas lacrimógeno y dinero de la CIA de los Estados Unidos.
Con esto se daba inicio a un conflicto sin cuartel en Chile, que pasaría a ser suelo fértil de la guerra fría que el mundo vivía en esa época.
Este hecho es relevante ya que como condición de inicio es importante para entender un aspecto fundamental del desenlace de la UP.
Ello radica en que estando en una zona de influencia de los Estados Unidos, Allende y los suyos miraran a la Unión Soviética. Ahí, su líder Leon Breshnev, más adelante viera a a nuestro país como un problema.
Allende asume el poder
En ese contexto, el 3 de noviembre de 1970, a las 11 horas, el ciudadano Salvador Allende se ponía la banda presidencial en el Congreso de la República.
Según el mandato popular y las atribuciones del parlamento, era Allende quien debía ponerse la banda presidencial, sin embargo había un hecho que no se puede soslayar.
Antes de su elección popular, el 4 de septiembre, Allende había dicho públicamente que la decisiones en tanto mandatario no serían tomadas por él.
Esto en referencia al grupo de partidos de la Unidad Popular y al mejor estilo soviético, en una actitud que como candidato no faltaba a la constitución vigente, pero como Presidente si lo hacía.
Con este hecho, se consumaba una violación clara al articulado de la carta magna vigente, lo que marca el inicio de la ruptura institucional que veremos en capítulos posteriores.
Se iniciaba así la llamada «revolución con olor a empanada y vino tinto» que el propio Presidente acuñó en su frase de candidato.
Si a esto le sumamos los propios slogan levantados en el congreso del PS en 1967 (ya expuestas en esta sección especial), de usar la democracia como un medio para destruirla.
Así se fraguaba era el cóctel perfecto para lo que vendría posteriormente.
La expropiación como método de gobierno
En su estrategia de Gobierno, los partidos de la UP acuñaron el término «avanzar sin tranzar» lo que sería un portazo a la pluralidad y de la misma votación popular de Allende.
Este hecho sugería que el sub desarrollo del país se debía a que los medios de producción estaban en manos de la burguesía.
En un nuevo paso, totalmente arriesgado, se confiscaron para el Estado manejado por la Unidad Popular, todas las actividades mineras en manos, hasta entonces, de compañías estadounidenses.
Como se mencionó anteriormente, este y otro hechos pusieron a Chile, en solitario, en una lucha geopolítica vinculada a la guerra fría.
A dichas medidas se sumaba una creciente devaluación del escudo frente al dólar y a la búsqueda de refugio de las principales actividades productivas de la nación.
Según dijo el propio Allende en una entrevista otorgada antes de asumir, la burguesía sería un agente activo en torpedear a su gobierno.
En su declaración el entonces candidato dijo que «algunos empresarios han provocado una situación dentro de sus propias empresas, despidiendo trabajadores y dejando de comprar materias primas».
Así, el conflicto económico ya estaba desatado y tanto en la minería como el campo, las atribuciones de la UP para expropiar terrenos componían un escenario más bien obvio de paralización de la economía.
Al día siguiente de su asunción como Presidente, Allende pondría en marcha la cuarenta medidas de la Unidad Popular.
En ellas se dejaba ver el desconocimiento total por todo lo obrado anteriormente y con esto validaban su postura de cerrar el Congreso para reemplazarlos por una asamblea popular.
La inflación comenzaba a agudizarse y, si bien tal flagelo no se había podido terminar el los gobiernos anteriores, el de la UP lo profundizaría.
Las fuerzas gobernantes culpaban al latifundio y al campo por la destrucción de la actividad productiva obviando algo evidente: las economías planificadas y alejadas del libre emprendimiento terminaban en desastres como al que Chile se acercaba.
La fraseología del programa económico invitaba al campesinado a luchar contra el latifundio y a los trabajadores a liberarse de la explotación de parte del patrón.
De hecho en el programa decía explícitamente que votar por la unidad popular era optar por el «reemplazo del sistema que se asienta en el dominio de capitalistas extranjeros y nacionales».
Sin tener el respaldo de la mayoría del país, el programa además planteaba el reemplazo del Congreso por una asamblea popular.
Esto se consumaría en un nuevo orden que el país tendría con una nueva Constitución reemplazando a la de 1925.
La economía como factor de «cambio»
La propuesta del Presidente Allende y sus partidarios se definió por partes, que al final no fueron respetadas.
El programa económica definía sectores 100% de propiedad social. Esto incluía la gran minería, la banca, los seguros y las exportaciones entre otras.
Junto con ello se definieron áreas de propiedad privada en donde destacaban las empresas de menor tamaño y un área de propiedad mixta que representaban las medianas empresas.
Con el tiempo esto no se respeto y con el MIR a la cabeza hubo tomas de pequeñas faenas mineras y productoras de alimentos, entre otros sectores.
Y esto ocurría ante la nula capacidad de sus dueños para poder enfrentar el despojo y a la inacción total del Gobierno del Presidente Salvador Allende.
Otra vez con la perspectiva de los tiempos, es fácil advertir que todo esto se llevaba a cabo utilizando subterfugios legales y constitucionales, lo que también alcanzó a las faenas agrarias.
El gobierno de la UP buscaba acelerar y profundizar la Reforma Agraria ya no sólo expropiando aquellos predios sin producción.
Al contrario, iban en contra de los dueños de fundos que eran productivos, ademas de expropiar maquinarias y animales.
Hechos como estos marcaron el comienzo de un sistema expropiatorio de bienes de capital que paralizarían el país desde entonces y durante todo el lapso que alcanzó a gobernar la Unidad Popular.
Con todos esos antecedentes, era previsible un futuro complejo para el país.
En primer lugar, por la la situación geopolítica solitaria de Chile en tiempos de guerra fría y por otro, por el creciente deterioro del sistema productivo.
Además, se sumó el factor político, en que la UP solo tenía minoría al interior del Poder Legislativo.
Todo esto sumado a la poca visión del conglomerado electo, sobre su mayoría relativa, hacen entender que los tiempos venideros solo podían apuntar a un conflicto que ya tenían años de profundización.