El humorista Paul Vásquez —más conocido como “El Flaco”— protagonizó un inesperado capítulo fuera de su rutina: resultó herido mientras acudía como voluntario al combate de un incendio que afectó múltiples viviendas en la comuna de San Bernardo. Allí, lejos del escenario, su vocación de bombero lo expuso a un riesgo real.
Según reportes de medios, el siniestro se originó en el sector de Lo Moreno con Martín de Solís, en la zona límite entre San Bernardo y El Bosque, lo que generó una gran columna de humo visible desde varias comunas de la Región Metropolitana.
En ese contexto, Vásquez acudió en su rol de voluntario —no sólo como figura pública— para sumar esfuerzos al combate de las llamas.
El episodio se tornó grave cuando, según testigos, “se veía ahogado” e “con lesiones en su cuerpo” mientras trabajaba en el lugar.
El humorista declaró que sintió “ahogado y complicado por algunos minutos”, pero que ya está en mejores condiciones de salud, sufrió quemaduras leves y fue socorrido por vecinos y equipos de emergencia.
Este hecho pone en relieve un aspecto poco abordado de las figuras del entretenimiento: su compromiso con la comunidad más allá del aplauso. Vásquez, que ha combinado su carrera artística con labores de rescate y voluntariado bomberil, demuestra que cada acto de riesgo no está guionado. Ahora, la pregunta abierta es si este suceso tendrá consecuencias sobre su salud y qué implicaciones tendrá en su agenda profesional. Pero sobre todo, deja en evidencia que la admiración por un personaje puede convertirse en preocupación si ese mismo personaje entra al fuego para servir.















