La historia de dolor que sacude a la familia de Krishna Aguilera —la joven de 19 años secuestrada y hallada sin vida en Calera de Tango— sumó este jueves un nuevo capítulo de angustia. Su hermana, Cristal Aguilera, aterrada por amenazas implícitas y el temor de una posible venganza, acudió a la Fiscalía a pedir protección urgente para ella y sus dos hijas. Su solicitud: una vivienda segura, lejos de su entorno actual, para resguardar su integridad física.
Según explicó Cristal, desde que salieron a la luz los detalles del crimen —y con el principal imputado bajo custodia— su vida cambió radicalmente. “Me siento sola y con miedo”, admitió. El problema, denuncia su abogado, es que la ayuda institucional es mínima. Dependen de una firma del SERVIU para que le entreguen una vivienda, gestión que se arrastra desde hace semanas. “Hace falta esa firma, ya llevamos un mes esperando”, aseguró el abogado.
“Una firma basta”
El escenario no es menor: Cristal actualmente vive en un barrio que, según ella, podría albergar personas vinculadas al imputado. No sólo teme por su seguridad, sino por la de sus hijas. Y más aún: que, llegado el momento de cumplir una condena, el acusado —que hoy está en prisión de máxima seguridad— obtenga beneficios como acceso a un celular, lo que, en su opinión, pondría en riesgo una potencial venganza.
Este nuevo drama se suma a la lucha de la familia por justicia. Tiempo atrás, Cristal ya había transformado su dolor en acción: creó la plataforma “Ni una Krishna Más” para visibilizar casos de mujeres desaparecidas y exigir que el Estado responda. Ahora exige que esa lucha también sea protegida: pide transparencia, responsabilidad institucional y, sobre todo, una vivienda digna para reconstruir algo de paz en medio del miedo.











