En el debate organizado por Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), el candidato presidencial José Antonio Kast volvió a encender el ambiente político cuando salió al paso de una pregunta sobre los cuestionamientos hacia su asesor económico, Jorge Quiroz.
Lo que muchos esperaban como una explicación —o al menos un matiz— terminó en una frase lapidaria: “Usted dio todas las respuestas”. Un giro que desató aplausos entre sus seguidores presentes… y puso en evidencia la estrategia de evasión que caracteriza su campaña.
La periodista encargada de la pregunta recordó que Quiroz ha sido vinculado a viejos casos de colusión —como en farmacias y pollos—, además de un episodio de conducción en estado de ebriedad.
José Antonio Kast genera polémica
Ante esos antecedentes, preguntó si Kast consideraría nombrarlo ministro, o al menos si le merecía un reproche ético. En lugar de responder puntualmente, Kast optó por reducir la acusación a un simple antecedente: “Fue sancionado, cumplió, nunca fue condenado”. Luego, mirando al público, aseguró que Quiroz tiene “todo mi respaldo”.
El efecto fue inmediato. En medio del salón, sus adherentes estallaron en aplausos mientras Kast sellaba su defensa. Fue la demostración de que, en su electorado, aclarar y relativizar cuestionamientos es suficiente.
Pero para muchos analistas, el gesto revela mucho más: una lectura preocupante del poder, donde los lazos personales y el respaldo incondicional pesan más que la transparencia, las responsabilidades previas o el escrutinio público.
Este episodio no ocurre en un contexto aislado. Para muchos, ratifica que Kast ha construido una campaña a prueba de críticas: prioriza la lealtad interna, minimiza señalamientos estructurales de corrupción o colusión, y usa símbolos de respaldo incondicional como escudo ante la polémica. La frase “Usted dio todas las respuestas” no fue solo una respuesta: fue una orden de silencio, una señal de fuerza.















