Fue el 11 de marzo pasado, durante las actividades de asunción del mando del Presidente Gabriel Boric, cuando se desencadenaron una serie de hechos que terminaron por retrasar la ceremonia, efectuada en la sede del Congreso nacional en Valparaíso.
Ese día, las comitivas de los 22 jefes de estado que estaban invitados fueron desfilando por la comisión de pórtico que el Congreso había dispuesto en el acceso al salón de honor.
Uno a uno, los dignatarios eran recibidos en lugar, tal como estaba programado y todos lo hacían según las instrucciones del equipo de protocolo del recién asumido gobierno.
Sin embargo, la tardanza del mandatario en el trayecto entre Santiago y Valparaiso generó un severo desajuste en la programación general del evento, obligando a todos los mandatarios a someterse a cambios de último momento.
Entre las comitivas más numerosas se encontraba la del rey Felipe VI, de España, quien a su arribo al Congreso fue enviado a esperar en los alrededores del edificio mientras otras comitivas terminaban su ingreso. Esto, provocó que el soberano hispano tuviera que esperar alrededor de 45 minutos para ingresar a la ceremonia.
Más tarde, y durante una entrevista, el entonces recién asumido Presidente Boric fue consultado respecto del retraso de la actividad, a lo que no dudó en responsabilizar a la comitiva española. La explicación, que fue tomada como una crítica en España, despertó la ira de varios lideres de opinión en el viejo continente.
Entre ellos, el comunicador radial Carlos Herrera, comentarista de la radio Cope, quien en una de sus columnas criticó a Boric por su supuesta desinformación.
«Boric, hay que ser muy tonto (…) Felipe VI lleva toda la vida, desde que era un chaval, asistiendo a tomas de posesión de mandatarios americanos. Está harto de hacerlo siempre de manera ejemplar», a lo que añadió «allá los chilenos, con este merluzo, les esperan días de gloria. Pero bueno, allá los chilenos», remató.
En Chile, el comentario de radio Cope fueron reproducidas en redes sociales tantas veces, que el apodo comenzó a asentarse entre los detractores del Presidente Gabriel Boric.