Parisi intenta forzar a sus electores y presume que “más del 75 %” optará por nulo o blanco en balotaje.
El ex candidato presidencial Franco Parisi sostuvo que “más del 75% nulo o blanco” será la postura de quienes lo respaldaron en primera vuelta, revisando las tensas aguas del balotaje.
El líder del Partido de la Gente (PDG) lanzó la advertencia sin filtros: según su propio estudio interno, solo una minoría de su electorado está dispuesta a migrar hacia los dos finalistas, José Antonio Kast o Jeannette Jara.
Cabe recordar que el partido fundado por el economista anunció hace meses que si Parisi no pasaba a segunda vuelta, se realizaría una consulta digital.
De esta manera, el ex candidato presidencial intentó incidir sobre la definición de los votantes que se inclinaron por su candidatura.
Ello, luego de realizar una campaña llena de promesas de difícil concreción como la instalación de cárceles flotantes y seis mega puertos.
Ahí va la otra sorpresa: del remanente que sí consideraría sufragar por los candidatos, Parisi afirma que Kast tiene una “leve ventaja” sobre Jara.
Una señal de que ni siquiera quienes prefieren una opción establecida parecen convencidos.
El mensaje, claramente afilado: “La gente no está contenta” con la oferta política tradicional, destacó Parisi.
Junto con criticar el disfraz de “ni derecha ni izquierda” que ambos contendientes muestran para seducir al electorado de centro-o que se siente huérfano de alternativas
Parisi intenta forzar a sus electores
Esa distancia, alertó, podría traducirse en una explosión de votos nulos o en blanco, que en un sistema de voto obligatorio como el chileno supone un fuerte llamado de atención al statu quo.
El PDG, según él, ya marcó territorio fuera de la polarización convencional y ahora exige que los finalistas “hagan la pega” para ganarse su apoyo explícito.
La jugada de Parisi plantea un dilema para el duelo Jara-Kast: más que luchar entre ellos, deben conquistar a un electorado que, por lo visto, prefiere abandonar las urnas antes que elegir entre dos polos que no los representan.
Y en ese escenario, el voto nulo o blanco toma protagonismo como arma de castigo más que de indiferencia.














